El periodismo y la industria de los medios de comunicación de masas han evolucionado y cambiado enormemente durante los últimos años. A todos los niveles, desde los medios tecnológicos como los contenidos ofrecidos como los profesionales que hay detrás de cada uno de ellos. Todo es diferente a lo imaginado o proyectado hace 10 años.
Con el margen de aproximadamente una semana desde los atentados a la ciudad de Barcelona y en Cambrils creo que es un buen momento para analizar, sosegadamente, qué y cómo actuó TV3 como medio de comunicación público a la hora de ofrecer la cobertura de un evento de esta magnitud. ¿Fue perfecto? ¿Era mejorable? ¿En esas circunstancias y en este contexto cabía la perfección? ¿Se cumplieron los mínimos exigibles de calidad informativa durante las horas posteriores a los atentados en Las Ramblas de Barcelona? Son muchas cuestiones a responder que, un servidor, no irá con el ánimo de contestarlas sino con el objetivo de plantearlas y contextualizarlas. Sería demasiada osadía por mi parte.
Como muchos, las primeras referencias sobre los sucesos de Barcelona me llegaron vía redes sociales, en particular Twitter. Leyendo mensajes la sensación de que algo grueso había pasado hicieron necesaria la cobertura y atención de los principales medios de comunicación para saber exactamente qué estaba pasando en La Rambla, si era un accidente desgraciado, un atentado terrorista, cuántas víctimas había, si había fallecidos o no, etc. Mucha información a ofrecer en directo, a gran velocidad (inmediatez) y con el objetivo de ser veraces, correctos y objetivamente ciertos. En resumen, un periodismo que pretende ser rápido e igualmente certero en unas circunstancias complejas y realmente complicadas a la hora de cubrir los acontecimientos ante millones de espectadores y con varios medios pendientes de su información (credibilidad) para publicarlo. Mientras, en las redes sociales se iban sucediendo las imágenes (sin ningún tipo de filtro ni edición) y los rumores/bulos se iban amontonando.
Hi insistirem tant com calgui: NO feu difusió d’informacions q corren per la xarxa i q no surten de fonts oficials! No creem falses alarmes pic.twitter.com/tdVo0V1EGy
— Mossos (@mossos) 18 de agosto de 2017
El periodismo, entre otras cosas, consiste en ofrecer información contrastada y rigurosamente cierta. Esto, en directo y con la inmediatez, es harto complicado de conseguir. Pero la comunicación, a la vez, no puede pararse. Era en directo, fue un acontecimiento que exigía inmediatez y la relación con el impacto de las RRSS es cada vez más notoria. La televisión pública catalana entonces tomó una decisión discutible pero entendible en ese contexto. Informar de lo que se cocía en RRSS mientras, por otro lado, se intentaba trabajar las noticias y mantener la emisión. Hecho que Mònica Planas criticó con dureza en su artículo en el diari ARA.
La inmediatez, ¿sin filtros?
Otro de los aspectos de la inmediatez y la necesidad de ser los primeros en informar de x suceso es también que, en un extremo como el de los atentados, las redes se convirtieran en un hervidero de vídeos difundidos sin ningún tipo de filtro, edición ni retoque para dotarlo de un matiz periodística ni convenir con algunos principios de la ética periodística. Obviamente, ver en imágenes el reguero de cuerpos en el que se convirtió desgraciadamente La Rambla era algo esperable si se sabía que una furgoneta había arrollado por el medio de la vía a toda persona que estuviera por allí (y tratándose de una de las calles más concurridas el temor era máximo). El dilema, en este caso, sería en marcar el límite, la línea roja entre el amarillismo y la información, entre el burdo sensacionalismo del espectáculo a la rigurosidad informativa periodística.
Por un lado. ¿Es informativo ver un vídeo con las personas caídas y las dramáticas consecuencias del múltiple atropello? Habría quien diría que sí, que era información, dura y triste, pero real. Otros, en cambio, dirían que siendo cierto lo primero se podrían vulnerar la sensibilidad de los espectadores por la dureza de las imágenes y no se tendría en cuenta el impacto hacia los familiares de las víctimas, además de una posible vulneración a su honor. Entonces, ¿el límite debe estar exclusivamente en ofrecer imágenes en el que las víctimas no fueran reconocibles a simple vista ni quedaran especialmente diezmadas por culpa de los ataques?
En otro punto en el campo de las imágenes difundidas estaba en el de los operativos policiales que se llevaron a cabo justo después de los atentados. El plan jaula para cerrar todos los accesos terrestres a la ciudad de Barcelona y las intervenciones para capturar a los presuntos terroristas eran noticia, vox populi, pero ahí entraba el rigor y la buena o mala praxis en no difundir información que pudiera entorpecer la labor policial. Igualmente, en un punto similar, algunos profesionales podrían afirmar que dichas emisiones no serían una mala praxis periodística porque no dejarían de ser información actual relacionada con los atentados.
Gran operatiu policial arreu del territori. Et pots trobar amb retencions per diferents vies. Si us plau, no ho difonguis. És per seguretat pic.twitter.com/DPB5kdEnD4
— Mossos (@mossos) August 19, 2017
En cualquier caso, sin más ánimo que el mero debate planteado, parece claro que TV3 como televisión pública decidió entonces ir contrastando mientras ofrecía información que posteriormente se demostró equivocada (por ejemplo, las conexiones con las proximidades a un restaurante presuntamente secuestrado) con el ánimo de ofrecer inmediatez y sensación de estar al tanto de todo lo que se decía en las RRSS. ¿Fue un error? ¿Fue mala praxis? ¿Se puede mantener la misma excelencia en un entorno tan cambiante como el actual? ¿Se puede cubrir un atentado, algo no previsto ni previsible, de forma inmediata con la logística necesaria para ello a la vez de informar con máxima exactitud en un lapso de tiempo prudencial? ¿La comunicación actual, en este entorno, tolera y permite ese margen?
No hay nadie atrincherado en ningún bar del centro de #Barcelona. Hay un hombre detenido y lo tratamos como atentado terorista
— Mossos (@mossos) August 17, 2017